La contrapublicidad es un fenómeno que ha surgido como respuesta a los efectos que trae la publicidad en las personas.
Se trata de una manifestación crítica ante las estrategias de marketing que utilizan las empresas para vender sus productos.
Es mayoritariamente visual, porque de esta forma pueden transmitir el mensaje directamente, y consiste en la exhibición (por medio de imágenes) de las consecuencias que podría traer el consumo, excesivo o no, del producto que se anuncia, también la forma en que se han idealizado los productos para mostrarlos perfectos, o las acciones que hay detrás de la fabricación del producto que nosotros no vemos, entre otras, pero siempre con la intención de causar en nosotros el efecto contrario al de la publicidad.
ConsumeHastaMorir es una reflexión sobre la sociedad de consumo en la que vivimos, utilizando uno de sus propios instrumentos, la publicidad, para mostrar hasta qué punto se puede morir consumiendo.
El grupo se formó en el año 2002 dentro de Ecologistas en Acción, una confederación de ámbito estatal fruto de la unificación, en 1998, de más de 300 grupos ecologistas.
La contrapublicidad, o subvertising, es un acto de resistencia cultural. Resultado de la fusión de las palabras subvert (subvertir) y advertising (publicidad), la contrapublicidad se define como una acción que interfiere, distorsiona o relee un determinado mensaje publicitario lanzando un mensaje muchas veces opuesto al original.
Hoy, la contrapublicidad es una herramienta de resistencia y lucha contra los discursos y los abusos de las fuerzas de poder dominantes, contra los intereses de las grandes corporaciones, que se apropian y comercializan el espacio público,y contra las formas y dimensiones que adquiere la publicidad en una sociedad saturada de consumo y valores mercantilistas.
Las posibilidades de la contrapublicidad son enormes. En cualquier formato (papel, audio o video), espacio o discurso publicitario se puede hacer una intervención contrapublicitaria. La contrapublicidad es, además, un arte de intervención social, cultural y política tremendamente accesible.
Cualquiera puede hacer uso de su imaginación para canalizar de forma creativa la indignación que le genera la ocupación del espacio público por parte de la publicidad.